“Lo más importante es establecer la forma de reactivación gradual de la actividad comercial e industrial”, analiza James Hernández, presidente y cofundador de Trust Corporate.
Hace pocas semanas vimos al primer ministro de Holanda advertir que el regreso a la vida normal se realizaría a largo plazo y que sólo se produciría una desescalada en su intensidad, cuando las cifras de ingresos hospitalarios se hayan estabilizado; por su parte, el Instituto Alemán de Investigación Económica presentó un informe en el que según su criterio la vacuna contra el Coronavirus no sería encontrada sino hasta el año 2021. Como resultado de esta situación, la recomendación es entender la lucha contra la epidemia “más como un maratón; que como una carrera de velocidad”.
Es innegable el efecto económico que ha traído esta pandemia, principalmente porque la única forma segura de contención del virus es el confinamiento, lo que ha traído como consecuencia la paralización casi total en la actividad económica de los países. Vemos que China durante el primer trimestre del año, tuvo una contracción económica del 6.8%, la más grande de toda la historia del gigante asiático. Es decir, que reportó una reducción general de sus bienes y servicios típicamente relacionada con el receso en la producción. Este comportamiento se está repitiendo en los demás países y constituye un reto importante para los máximos líderes de los gobiernos, ya que deben diseñar planes de reactivación gradual de la economía con el menor impacto en lo humano y en lo económico.
Aparte de la decisión de los gobiernos de generar planes de apoyo financiero a los sectores más afectados; lo más importante es establecer la forma de reactivación gradual de la actividad comercial e industrial. A pesar de que el Covid-19 no ha desaparecido y de que no se habla de levantamiento total del confinamiento, algunos países atendiendo al aplanamiento de la curva de nuevos contagiados han tomado la decisión de reactivar parte de sus actividades.
En Italia por ejemplo, se acordó la reapertura de librerías, papelerías, bibliotecas y tiendas de ropa para niños; España ordenó la reactivación de la industria pesada y la construcción; Alemania evalúa abrir de nuevo las escuelas para niños a partir de los 10 años ya que es la población que ha resultado casi inmune al virus; Holanda, está aplicando el confinamiento inteligente el cual implica permitirle a las personas salir a la calle pero con el cierre total de lugares de reunión social; Austria presentó el 6 de abril su hoja de ruta para reactivar la economía de manera paulatina y como primer paso acordó reabrir los comercios que tuviesen una superficie menor a los 400 Mts2 y además, mantener las actividades en sectores estratégicos como obra, industria y agricultura; Israel propuso un plan para reactivar la economía en cuatro fases: trabajadores del sector financiero; alta tecnología o industrias; apertura de comercios y negocios no esenciales; y la apertura de bares, cafés, restaurantes y espacios culturales como salas de cine o teatros.
Todos los planes de reactivación de los países evaluados coinciden en que la reapertura va íntimamente ligada al uso obligatorio de tapabocas, el estricto respeto de las medidas de distanciamiento social, el cumplimiento de las medidas sanitarias y mantener el confinamiento de personas mayores de 60 años.
Los planes de reactivación de las economías son necesarios y urgentes, dándole prioridad a las empresas que producen prendas de vestir, tapabocas, jabones líquidos y geles antibacteriales de manera que esta oferta en el mercado sea amplia y a costos accesibles para los ciudadanos. Debemos entender que la pandemia es algo que lamentablemente llegó para quedarse por un tiempo no tan corto, y que su vez puede seguir paralizando la economía de los países.
Debe ordenarse la reactivación de las actividades por sectores, de forma gradual, con tiempos de intervalo que permitan analizar si el plan está siendo exitoso y la magnitud de crecimiento de nuevos contagios. Será comprensible que cuando se tomen estas medidas se produzca un aumento de la curva de nuevos infectados; pero justamente esta variaciones deben realizarse en intervalos muy cortos, para luego estabilizarse y aplanarse.
Por último, se recomienda promover campañas mediáticas para la activación laboral, de manera que se genere confianza en la población, pero que adicionalmente y con mucha más importancia, se cree una real conciencia de la necesidad de mantener el distanciamiento social, las medidas sanitarias y el uso de los tapabocas.
Por: James Hernández
*El autor es presidente y cofundador de Trust Corporate.
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