Aunque las iniciativas de recuperación financiera deben ser de los Estados a través del desarrollo de políticas de alivio y soporte al sector privado, el papel de los bancos y la tecnología es fundamental
En días pasados la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, indicó que la recesión económica del año 2020 no iba a ser tan severa, reduciendo la previsión de contracción para Latinoamérica y el Caribe de 9,4% a 8,1%. Sin embargo, aseveró que la recuperación sería larga, desigual e incierta, al tiempo que manifestó que para los países de bajos ingresos “el golpe es tan profundo que hay un riesgo de que haya una generación perdida”.
Esto es entendible totalmente ya que la desaceleración de la economía podría provocar un aumento de la desigualdad y ocasionar una fuerte caída; un escenario en el que la salida dependerá en gran parte del papel que jueguen los Estados, apalancándose en la banca, y del nivel de desarrollo de los comercios online, ya que las personas tenderán a estar muy sensibles y temerosas por la pandemia y las consecuencias humanas que esta ha traído.
Ahora bien, a pesar de que la primera iniciativa para la recuperación debe ser de los Estados a través del desarrollo de políticas de alivio, entrega de ayuda y auxilios económicos a las personas y empresas afectadas, dado el poco nivel de presencia en las regiones y puntos de atención de los organismos gubernamentales, el papel de los bancos en este proceso de recuperación será fundamental, tanto por su alcance en las regiones por los puntos de atención que poseen, como por su conocimiento de los procesos de financiamiento.
No obstante, los bancos tienen políticas de análisis de riesgo muy estrictas e invulnerables ya que su esencia es captar dinero del público y destinarlo a inversiones y créditos, por lo que sus supervisores les han impuesto reglas estrictas que están dirigidas a proteger los intereses de sus cuentahabientes.
Es por este motivo que para que las políticas de auxilio financiero cumplan el fin deseado, los organismos supervisores deben autorizar a la banca –y esta a su vez hacerlo– a flexibilizar la cantidad de requisitos que solicitan, los procesos y criterios de análisis de las solicitudes de financiamiento y así cumplir con el objetivo para el cual fue diseñado este plan de ayuda.
Una vez que se han cumplido estas fases del proceso de cara a la recuperación y reactivación de las economías, debemos prestar especial atención al comercio en línea o e-commerce, ya que producto de todo el daño humano que ha causado la covid-19 y ante la incertidumbre del descubrimiento de la vacuna contra el virus y el tiempo que tarde en llegar a todos los países del mundo, las personas se hallan psicológicamente afectadas y no se sienten confiadas de salir a espacio públicos, convirtiéndose el nuevo coronavirus en el catalizador más importante para el desarrollo del comercio a través de plataformas en línea.
Así vemos que estadísticas recientes indican que el e-commerce ha aumentado este año en un 209% con respecto al año anterior, y solo el sector de retail ha crecido un 600%, y las proyecciones de crecimiento para los próximos años son realmente importantes, lo que nos hace concluir que el comercio electrónico ha llegado para quedarse y es por ello que tanto los Estados, como la banca, los empresarios y los emprendedores deben apostar a este canal de ventas para ayudar a la pronta reactivación económica de los países.
El tiempo de reactivación económica dependerá de manera crucial del papel que jueguen los Estados al desarrollar los planes de incentivo. Por otra parte, los bancos tienen que romper viejas estructuras y esquemas de la banca tradicional y desarrollar planes de financiamiento menos estrictos y más flexibles, no solo en temas de análisis sino también de tasas de interés y de plazos de pago.
Las empresas deben invertir en tecnología para acelerar su flujo de ventas en línea, de cara a ofrecerle una opción de compra mas fácil a los clientes; si antes todo estaba orientado hacia el aprovechamiento de los entornos en línea, con la pandemia se aceleró de forma exponencial esa necesidad de migrar de la tienda física a la tienda virtual.